martes, 10 de diciembre de 2013

Diplomacia en 4e

El guerrero se dirigió a la población de Neverwinter. La multitud estaba atenta a cualquier señal de los aventureros, y él consideró que el momento era propicio para ganar un poco de apoyo de la multitud hacia su causa personal. Habló con inspiración, con seguridad, y eligió cuidadosamente las palabras. La gente se entusiasmó... y entonces el jugador tiró el dado para ver si superaba la prueba de Diplomacia. 

El dado dio un 2. Sumado a la Diplomacia del personaje, el resultado final de la prueba fue 4 contra una dificultad de 12. Un fallo colosal. El grupo de aventureros no se ganó el apoyo moral de la población que les habría otorgado +2 a todas las tiradas de ataque durante la inminente batalla contra el dragón blanco cambiado por la Plaga, y dos del grupo murieron durante el combate.

¿Parece una escena familiar? Si has jugado la Cuarta Edición de D&D -también conocida como 4e- tal y como figura en los manuales con los que fue lanzada en 2008, las probabilidades de que así haya sido, son altas.

Hace unos meses, mientras leía las indicaciones para la campaña War of Everlasting Darkness -La Guerra de la Oscuridad Sempiterna- del programa Encounters de Wizards of the Coast, me atrajo poderosamente la atención una línea en una de las notas complementarias a una actividad que deben desarrollar los jugadores durante la aventura: "las pruebas de habilidad pueden distanciar del juego a un grupo de jugadores más orientados al rol".

Esta es una admisión mayúscula por parte de Wizards of the Coast con respecto a una de las mecánicas más repudiadas de 4e. La mayoría de los DM que hemos dirigido partidas de esta edición, nos topamos de inmediato con el paredón que alzan las pruebas de habilidad al entusiasmo de los jugadores, lo cual, además de que deja mal sabor de boca cuando pese a la inspiración se falla un intento porque el dado no fue favorable, de inmediato se convierte en la vía de escape para el metajuego -es difícil que un jugador evite comentarios respecto al mal resultado de la prueba, pues está ventilando frustración-.

Tranquila, Ninaran, no estés de escéptica.
Tradicionalmente, las pruebas de habilidad han sido un complemento del rol, no un sustituto. Diplomacia, Intimidar, Perspicacia, Saber Popular -"Streetwise / Recursos"- y Engaño deben surgir como alternativas al diálogo que el jugador sostiene con un personaje para enriquecer la información que se obtiene durante la conversación, y nunca truncar el fluir del tren de razonamiento de la persona. 

¿Qué hacer, entonces? Hasta hace poco, decidí inspirarme en los videojuegos de la saga Neverwinter Nights para conciliar la mecánica de las habilidades y el juego de rol. En esencia, en lugar de condicionar el resultado de un diálogo a la tirada de dados de una prueba de Diplomacia, utilizo el puntaje del personaje en esa habilidad -digamos, 17- para "desenllavar" la alternativa de proponerle al jugador que empuje los límites e intente convencer al personaje o personajes con que esté interactuando. Si el argumento es bueno, el personaje se inclina por el jugador. A mayor dificultad, más alto el requerimiento en puntaje. Y si el jugador no cumple los requisitos pero suelta un discurso digno de la ONU, ¿por qué destruirle la inspiración?

Al final, lo peor que le puede suceder al DM es que la gente de la ciudad se lance contra el dragón con sartenes, piedras y picos de labranza. Un rugido del monstruo y los pobladores, pese a su buena voluntad, huirán despavoridos, pero su apoyo moral envalentonará a los aventureros, quienes gozarán de +1 a las tiradas de ataque durante esa batalla en particular. El guerrero se sentirá feliz porque progresó en su historia personal, el grupo tendrá la moral en alto, el DM tendrá un desafío razonable y todos disfrutarán la partida.

¿Por qué esta mecánica? Porque nada es más estimulante que un jugador metido en personaje esmerándose en encarnarlo y tomándose en serio la interacción con el mundo de juego. Por supuesto, esta técnica implica que al crear el personaje el jugador esté consciente de la dirección en la cual quiere llevarlo. ¿Un guerrero con buena puntuación en Diplomacia? Es posible, aunque va contra la costumbre de "optimizar" mecánicamente a los personajes, manía que ha plagado la Cuarta Edición y atenta contra la diversidad de personajes.

¿Tenemos un acuerdo?

Las pruebas de "Recursos" durante los diálogos, sencillamente, deberían suprimirse. Un jugador que haga la preguntas correctas elimina completamente la necesidad de tirar el dado. Si ya se trata de orientarse por las calles, se puede usar la percepción pasiva, o aceptar la tirada de Recursos para recordar puntos de referencia.

Recordemos: es más importante rolear que rodar.

¿Cómo maneja tu grupo de juego el uso de las habilidades durante las conversaciones?        

No hay comentarios:

Publicar un comentario